DESAPARICIÓN DEL GLACIAR “AYOLOCO”, UN EJEMPLO DE VARIABILIDAD CLIMÁTICA, CALENTAMIENTO GLOBAL Y CAMBIO CLIMÁTICO.

En colaboración con: Dr. Hugo Delgado Granados, Departamento de Vulcanología, Instituto de Geofísica, UNAM

Cuando hablamos de glaciares nuestro pensamiento se remonta a las grandes masas de hielo en los polos. Para los que gustamos de la montaña, la idea de un glaciar hace referencia a las travesías entre hielo y grietas sobre todo cuando pensamos en los largos glaciares de montaña de los Himalaya o las altas montañas en zonas tropicales como Ecuador, Bolivia y Perú. Pensar que en México existen o existían glaciares asombra a más de uno; incluso, colegas glaciólogos de otras latitudes no conciben la idea de que en una zona tan “cálida” como lo es México existan glaciares. Esto es un ejemplo de cómo la variabilidad climática de muy largo periodo (miles de años) permite la existencia de grandes masas de hielo en zonas donde las condiciones de temperatura (< 0 °C) y constante precipitación sólida que resulta en la acumulación de gruesas capas de nieve durante el Pleistoceno (el último avance glacial terminó hace aproximadamente 8,000 años) que se convirtieron en hielo de glaciar. El último avance glacial, que duro desde comienzos del siglo XIV hasta mediados del siglo XIX, con efectos notables en latitudes medias, fue conocido como La Pequeña Edad de Hielo. El último mínimo de temperatura reportado durante este periodo ocurrió en 1850, año en que los glaciares del volcán Iztaccíhuatl alcanzaron su última máxima extensión, 6.37 km2 (Figura 1) que incluyen al glaciar Ayoloco (Schneider et al., 2008)

Figura 1. Extensión y cambio de extensión de los glaciares en la superficie del volcán Iztaccíhuatl de 1850 a 2007.

De acuerdo con el glosario de términos del quinto reporte del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), el concepto de variabilidad climática hace referencia a las variaciones del estado medio y a otras características estadísticas (desviación típica, sucesos extremos, etc.) del clima en todas las escalas espaciales y temporales, más amplias que las de los fenómenos meteorológicos. Esta variabilidad puede deberse a procesos internos naturales del sistema climático (variabilidad interna) o a variaciones del forzamiento externo natural o antropógeno (variabilidad externa). En este sentido, el retroceso y desaparición de los glaciares en México tiene una componente inherentemente natural de la variabilidad climática, ya que nos ubicamos dentro de un periodo interglacial en el que las condiciones cálidas predominan y complican la permanencia de nieve y hielo sobre la superficie de los glaciares. Sin embargo, la componente del forzamiento externo antropógeno ha sido determinante en la desaparición de estos glaciares dada la tendencia acelerada de retroceso del límite inferior promedio de la cobertura de hielo (Figura 2). Tendencia que puede ser comparada con el desarrollo de grandes urbes (Ciudad de México, Cuernavaca, Ciudad Nezahualcóyotl, Puebla), la creciente emisión de gases de efecto invernadero o la caída de partículas y elementos químicos que alteren el albedo (capacidad de reflexión de la radiación solar) y la respuesta a la temperatura del aire en este glaciar.

Figura 2. Retroceso del frente glaciar promedio (límite de la cobertura de hielo) en el sistema de glaciares del volcán Iztaccíhuatl desde 1959 a 2012.

Hablando de la temperatura, el calentamiento en el sistema climático es inequívoco y, desde la década de 1950, muchos de los cambios observados no han tenido precedentes en los últimos decenios a milenios (observados o medidos de forma directa o indirecta). De acuerdo con los titulares emitidos para los tomadores de decisiones, a partir de las bases científicas documentadas en el quinto reporte del IPCC, la atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de hielo y nieve han disminuido y el nivel del mar se ha elevado (link). Esto nos lleva a relacionar que el calentamiento global, está estrechamente ligado con la desaparición de los glaciares en México, particularmente el glaciar Ayoloco.

¿Y qué es el calentamiento global? Según el glosario de términos del IPCC, es el aumento estimado de la temperatura media global en superficie, promediada durante un periodo de 30 años, o durante el periodo de 30 años centrado en un año o decenio particular, expresado en relación con los niveles preindustriales, a menos que se especifique de otra manera. Se supone que dentro de estos periodos de 30 años el calentamiento sigue una tendencia multidecenal bien definida y que puede ser vista desde las observaciones. El retroceso y desaparición del glaciar Ayoloco (Figura 3) puede ser una medida indirecta del calentamiento global. Pues si la temperatura en superficie aumenta con una tendencia parecida a la del calentamiento global, la isoterma de los 0 °C, que define las condiciones de congelamiento, comenzará a desplazarse hacia altitudes más elevadas, dejando en pleno derretimiento las superficies de hielo y nieve. Esto sucedió en 2018, año en el que los investigadores de la UNAM que estudian el fenómeno consideraron extinto el glaciar Ayoloco. La isoterma 0 °C superó la altitud a la cual se encontraba la cabecera de este cuerpo de hielo, dejándolo sin las condiciones necesarias para la permanencia del mismo.

Figura 3. Retroceso y extinción del glaciar Ayoloco en el volcán Iztaccíhuatl entre 2012 y 2021. El concepto de extinción de un glaciar hace referencia a la nula regeneración del mismo en términos de su volumen y extensión, debido en este caso, a la ausencia de una zona de alimentación de precipitación sólida. Un glaciar se considera extinto cuando las condiciones de congelamiento en la zona se han dejado de mantener a lo largo del año y ha perdido capacidad de movimiento. Los remanentes de un glaciar pueden verse completamente agrietados y expuestos regularmente durante algunos años más debido a las nevadas que aún se pueden presentar en la zona.

Finalmente, ¿qué pasa con el cambio climático? El concepto de cambio climático definido por el IPCC nos dice que es la variación del estado del clima identificable (por ejemplo, mediante pruebas estadísticas) en las variaciones del valor medio y/o en la variabilidad de sus propiedades, que persiste durante largos períodos de tiempo, generalmente decenios o períodos más largos. El cambio climático puede deberse a procesos internos naturales o a forzamientos externos tales como modulaciones de los ciclos solares, erupciones volcánicas o cambios antropógenos persistentes de la composición de la atmósfera o del uso del suelo. Entonces, desde la perspectiva de la desaparición del glaciar Ayoloco, el cambio climático atribuible a este suceso de desequilibrio se puede ver reflejado en los decenios posteriores a dicha desaparición, pues el glaciar ya no se regeneró o preservó. Es decir, el cambio climático se verá reflejado en las variaciones del caudal de las escorrentías alimentadas por este glaciar y la infiltración del agua hacia los mantos acuíferos, la cobertura y tipo de vegetación en la montaña, las condiciones de temperatura, entre otros, los cuales serán forzados de manera externa por el cambio de uso de suelo en la zona donde antes había glaciar, por la alteración del balance radiativo que involucra las coberturas de hielo y nieve, la falta de captación de gases de efecto invernadero en el cuerpo de hielo, entre otros factores. Los tres glaciares que aún permanecen en el Iztaccíhuatl habrán de desaparecer inexorablemente, quedando sólo los dos glaciares en la montaña más alta de México, el volcán Citlaltépetl, pero lamentablemente, el panorama no es nada alentador. Según las últimas observaciones, la temperatura promedio en la zona está aumentando, siguiendo la tendencia del calentamiento global. El retroceso del glaciar en este volcán se alinea a dicha tendencia, así como la isoterma 0°C y la línea de equilibrio del glaciar se mueven hacia altitudes más elevadas (Cortés-Ramos et al., 2019). De seguir así, la desaparición de los últimos glaciares de México ocurriría antes de llegar a la primera mitad del siglo XXI.

Fuente principal: Cortés-Ramos Jorge, 2016. Determinación de los regímenes glaciales en los volcanes Citlaltépetl e Iztaccíhuatl: factores físicos del retroceso y evolución glacial en México. Tesis de Doctorado, Posgrado en Ciencias de la Tierra, UNAM. Ciudad de México, México.