En las últimas décadas los sistemas frontales han evolucionado conforme las condiciones atmosféricas y oceánicas presentes a escala global y regional. En el Norte de México, los eventos de heladas están asociados al paso y evolución de estos sistemas provenientes de latitudes norte, dejando a su paso bajas temperaturas y condiciones gélidas en la superficie. En ocasiones, estas temperaturas van muy por debajo de los 0 °C y pueden prevalecer por periodos prolongados de 2 o más días. Un ejemplo gráfico de estos sistemas frontales es el ocurrido el 4 de febrero de 2011, donde un sistema frontal cubrió el Noroeste de México desde el norte del estado de Sonora hasta la península de Baja California, dejando bajas temperaturas sobre la superficie.
¿Pero cómo ocurre una helada? Cuando la temperatura del aire en la superficie está cercana a los 0 °C o por debajo. Pero también, en condiciones extremas, los sistemas frontales pueden interactuar con otros sistemas como las corrientes de viento subtropical, centros de alta o baja presión, actividad ciclónica, produciendo heladas extraordinarias o atípicas donde el termómetro marca temperaturas muy por debajo de los 0 °C. Temperaturas que en la estadística climatológica de una localidad representan aquellos valores donde la temperatura se encuentra dentro de los umbrales definidos por los percentiles 90 y 95% de la temperatura mínima de invierno.
Recientemente se desarrolló, como parte del proyecto Cátedra CONACYT “Perspectivas de los eventos extremos ante escenarios de cambio climático en el noroeste de México”, una investigación enfocada en conocer la evolución de las heladas extraordinarias que han ocurrido durante las últimas décadas en el Noroeste de México. Haciendo uso de la teoría de cruces (Chapman et al., 2019) para definir los periodos de retorno de la temperatura mínima de invierno a partir de la función de distribución de las observaciones. Los resultados mostraron que existe una tendencia de temperaturas mínimas de invierno cada vez menos extremas, haciendo que las condiciones para que ocurran heladas extremas sean cada vez menos probables, lo que se podría inferir que la ocurrencia de heladas en un futuro quedará caracterizada por heladas con temperaturas mínimas no tan extremas y periodos de duración muy cortos (máximo 2 días). Sin embargo, tal y como ocurrió en febrero de 2011, seguirán existiendo casos donde las temperaturas mínimas extremas tengan lugar durante periodos muy cortos de duración. La pregunta ahora sería, ¿qué tan frecuentes serán, en un futuro cercano (2030), estas heladas extremas de corta duración? Siendo que este tipo de eventos afecta, además de los cultivos y la vegetación, a la infraestructura humana, las comunicaciones y a la población, causando varios decesos y pérdidas económicas.
Fuente: Cortés-Ramos J, Farfán LM, Brito-Castillo L. Extreme freezing in the Sonoran Desert, Mexico: Intense and short-duration events. Int J Climatol. 2021;1 – 20. https://doi.org/10.1002/joc.7076.